I
Siempre una sonrisa de gato asomándose en ti. Un misterio, una nueva forma de ver tu desnudez a través de la sonrisa. Como un pequeño felino te muestras, tu espalda simula olas en el aire y luego, como frente a un desbarrancadero de silencio, avientas el peso de tu cuerpo sobre tus antebrazos. Yo te miro. Yo, que he devastado varias ciudades imaginarias en busca de una sonrisa felina como la tuya. Frente a mí avanzas, juegas con las cortinas, las sombras que las velas producen en las paredes te entretienen. Continúas avanzando. Paso, paso, paso de gato. En mi regazo te amodorras y arqueas la espalda cuando deslizo una mano por tu espalda. Acurrucado sobre mis piernas, como un pequeño y dócil gato, bebes la leche tibia a través de mi vientre.
Iván Vázquez
De noche, y de espaldas...todos los gatos son pardos...
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